La decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de prohibir el uso de la raza como criterio para asegurar la diversidad del estudiantado resultará en que las universidades selectivas se enfoquen aún más en criterios que se dan a consecuencia del estudiante haber tenido los recursos económicos y conexiones sociales para desarrollar un currículum vitae competitivo, escribe José A. Cruz Torres. (Archivo)
Era mi segundo semestre de cuarto año de escuela superior cuando celebrábamos lo que sería nuestro próximo capítulo de vida después de la graduación. Mis amistades celebraban la integración al campo laboral dentro de unos meses y yo me emocionaba por empezar la universidad.
Desafortunadamente, no pude compartir mis sentimientos de ilusión con los amigos del barrio. Fui el único entre ellos en tomar ese paso hacia la educación universitaria y en seguir mis estudios en una universidad selectiva a nivel postgraduado, lo cual me formó como profesional y me dio la oportunidad de comprender y atender asuntos sociales complejos que afectan a estudiantes de trasfondos como el mío.
Aunque las universidades selectivas no revelan sus fórmulas de admisión, es posible que la acción afirmativa (el tomar en cuenta mi raza para asegurar la diversidad del estudiantado) tuvo algo que ver con que me dieran acceso a esa oportunidad tan transformadora.
En comparación con estudiantes anglosajones o asiáticos en los Estados Unidos, la tasa de ingreso a universidades selectivas entre otros grupos minoritarios (ej. latinos, afroamericanos, personas de descendencia indígena, etc.) no reflejan la representación de estos grupos en la población general. El puertorriqueño, por ejemplo, está subrepresentado en estas universidades selectivas.
La decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de prohibir el uso de la raza como criterio para asegurar la diversidad del estudiantado resultará en que las universidades selectivas se enfoquen aún más en criterios que se dan a consecuencia del estudiante haber tenido los recursos económicos y conexiones sociales para desarrollar un currículum vitae competitivo. El estudiante proveniente de una familia que no pudo costear un consejero o tutor privado, clases de música, deportes caros, o campamentos académicos prestigiosos de verano, no podrá competir con los que tuvieron dichas oportunidades.
Desafortunadamente, donde el latino está sobrerrepresentado es en comunidades de escasos recursos con escuelas que no cuentan con los servicios necesarios para preparar a sus estudiantes para estas universidades. Irónicamente, los que más necesitan acceso a este tipo de educación selectiva son aquellos que vienen de grupos que históricamente no han podido adquirir puestos de influencia para atender las necesidades de sus comunidades.
Es posible lograr una educación universitaria excelente en una institución convencional. Sin embargo, las universidades selectivas pueden ofrecer ciertas experiencias, recursos, inserción en círculos sociales y oportunidades especiales, para que el estudiante desaventajado logre elevarse a posiciones de influencia social para atender los desafíos de sus comunidades, y por consecuencia, del país.
Es importante que todo tipo de estudiante tenga acceso a la mejor educación posible, independiente de su trasfondo socioeconómico. Pero es aún más crucial que aquellos que vienen de grupos históricamente excluidos tengan la opción de prepararse en instituciones que producen líderes de industria, servicio público y del tercer sector, para asegurar una diversidad de ideas que suman creatividad en la búsqueda de soluciones para nuestros problemas sociales más complejos y apremiantes.