Para los estudiantes de bajos ingresos, es importante que las pasantías sean remuneradas, ya que estos jóvenes requieren una fuente de ingresos para mantenerse a sí mismos y a sus familias, escribe José Cruz Torres
Una joven estudiante del programa de Kinesis se graduará en un año de la Universidad de Notre Dame y sueña con regresar a Puerto Rico. Sin embargo, le están ofreciendo una pasantía remunerada competitiva trabajando con el desarrollo económico de comunidades marginadas en una incubadora de emprendimiento en Indiana. La joven deseaba hacer algo semejante en Puerto Rico, pero no ha podido conseguir algo que le ofrezca la misma seguridad económica, ya que, como estudiante de escasos recursos, no se puede dar el lujo de una pasantía sin paga. Sus padres no la pueden sostener.
Probablemente esta oportunidad le siga abriendo puertas a la estudiante en los Estados Unidos mientras Puerto Rico desangra talento altamente capacitado a un ritmo alarmante. Uno de los desafíos económicos que enfrentamos entre tantos es la fuga de cerebro, es decir, la emigración de personas altamente capacitadas como ella. Un estudio del Instituto de Desarrollo de la Juventud reveló que, a diferencia a previas olas de emigrantes, en las últimas dos décadas el 52% de los que se fueron eran profesionales y personas con estudios universitarios.
Estudiantes universitarios talentosos en Puerto Rico se encuentran buscando oportunidades de pasantías en los Estados Unidos o incluso son reclutados. El atractivo de estas oportunidades es comprensible: usualmente ofrecen salarios más altos, exposición a mercados más grandes y la promesa de un trabajo a tiempo completo después de graduación. Sin embargo, esta tendencia es perjudicial para la salud económica a largo plazo de Puerto Rico, ya que conduce a la pérdida de personas jóvenes y ambiciosas que podrían contribuir significativamente a la economía local.
Las pasantías remuneradas son una herramienta crucial para retener el talento. Proporcionan a los estudiantes experiencia práctica, conexiones con la industria y una entrada a posibles oportunidades laborales. Aún más importante, ofrecen una alternativa viable a la búsqueda de oportunidades similares en el extranjero.
Para los estudiantes de bajos ingresos, es importante que las pasantías sean remuneradas, ya que estos jóvenes requieren una fuente de ingresos para mantenerse a sí mismos y a sus familias. Además, estos estudiantes típicamente carecen del capital social, la red de relaciones y conexiones en la industria que tienen sus compañeros de familias más pudientes que puede facilitar la búsqueda de un trabajo después de la universidad.
En la Fundación Kinesis buscamos semejante oportunidades para nuestros estudiantes universitarios talentosos, pero desafortunadamente, las opciones son muy limitadas en la isla. Para competir con las oportunidades en los Estados Unidos, Puerto Rico necesita invertir en la creación de más pasantías remuneradas que brinden una compensación competitiva y oportunidades de crecimiento. Esto podría implicar asociaciones entre organizaciones sin fines de lucro, el gobierno, las universidades y las empresas privadas para financiar y establecer estos programas.
Con un esfuerzo e inversión concertado, Puerto Rico puede cambiar el rumbo de la fuga de cerebro y construir un futuro económico más brillante para todos los que vayamos a beneficiarnos de la contribución de jóvenes como ella a nuestra isla querida.
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