Enseñar a los jóvenes a manejar sus finanzas les permite tomar decisiones informadas sobre el ahorro, la inversión, el uso del crédito y la planificación para el futuro, escribe José Cruz Torres.
El estado de California aprobó hace poco una ley que requiere un curso de alfabetización financiera en las escuelas públicas como requisito para la graduación. Esta medida, aplaudida por muchos, busca equipar a los estudiantes con las habilidades necesarias para gestionar sus finanzas personales, una competencia esencial en el mundo moderno.
En Puerto Rico, debemos considerar seriamente la implementación de una iniciativa similar, que no solo beneficiaría a nuestros jóvenes, sino también al desarrollo económico de la isla.
La alfabetización financiera es un pilar fundamental para el bienestar económico individual y colectivo. Enseñar a los jóvenes a manejar sus finanzas les permite tomar decisiones informadas sobre el ahorro, la inversión, el uso del crédito y la planificación para el futuro.
Esto, a su vez, fomenta una economía más robusta y resiliente, ya que una población financieramente educada es menos propensa a caer en ciclos de deuda y más capaz de contribuir al crecimiento económico sostenible.
En Puerto Rico, la realidad económica nos presenta desafíos únicos. Con una deuda pública significativa, una alta tasa de pobreza y una economía que lucha por recuperarse de múltiples crisis, es crucial que nuestros ciudadanos estén bien equipados para manejar sus recursos financieros.
La educación financiera desde una edad temprana puede ser una herramienta poderosa para empoderar a nuestros jóvenes y, por ende, fortalecer nuestra economía a largo plazo.
Es comprensible que no queramos sobrecargar nuestro sistema de educación pública, que ya enfrenta numerosos retos. Sin embargo, debemos encontrar formas de integrar la capacitación en habilidades prácticas dentro del currículo escolar o como suplemento al currículo mediante programas extracurriculares. Esto no solo incluye la alfabetización financiera, sino también otras competencias esenciales como la tecnología y la preparación para el mercado laboral.
En el programa Bright Stars a nivel de escuela superior, en la Fundación Kinesis, incorporamos dicha capacitación para los jóvenes en su formación como futuros estudiantes universitarios y profesionales exitosos. Invitamos a legisladores, educadores y líderes comunitarios a considerar la creación de espacios donde los estudiantes puedan adquirir estas habilidades prácticas.
Proporcionar oportunidades para que nuestros jóvenes aprendan sobre finanzas personales, emprendimiento y otras destrezas del mundo real puede tener un impacto significativo en sus vidas y en el futuro de nuestra isla.
Al reflexionar sobre el éxito de estas iniciativas en otros lugares, podemos tomar inspiración y adaptar soluciones que se ajusten a nuestras necesidades y capacidades. Un esfuerzo conjunto en esta dirección puede resultar en una juventud mejor preparada y una economía más dinámica y saludable.
Aprovechemos esta oportunidad para dialogar y buscar formas de integrar la educación financiera y otras habilidades prácticas en nuestro ecosistema educativo. Invertir en la educación de nuestros jóvenes es invertir en el futuro de Puerto Rico, asegurando un camino hacia un desarrollo sostenible y próspero para todos.